Ben es el lÃder de una banda de moteros itinerantes, los Polecats, espÃritus libres con chupa de cuero que recorren la Highway 9 en ese futuro cercano, peligrosamente próximo a la distopÃa de Mad Max - Salvajes de Autopista. Un crimen que no ha cometido, las palabras antes de morir del dueño de la última fábrica de motos (la "mÃtica" Corley), un malvado que detener, unos colegas que rescatar y, cómo no, una chica a su medida. Maureen tiene su propia banda motera, es un genio innato de la mecánica, su voz es grave y su carácter tan firme como el de Ben. Por no hablar de un pasado interesante.
Esta aventura combina planos de juego con primeros planos y cutscenes con una agilidad increÃble, sin perder el hilo, y da la oportunidad de observar de cerca a los personajes: tienen gestos propios y rasgos definidos. Además, el conjunto está rematado por un doblaje de lujo, una cuidadÃsima interpretación de los actores. El sonido es digital por primera vez en un juego de la Lucas: la suma de las voces, los temas de los Gone Jackals y la ya clásica tecnologÃa iMuse, hace que la banda sonora sea tan protagonista y caracterÃstica como los propios personajes.
Full Throttle es trepidante quiera el jugador o no, aunque el curso de la aventura sea único y encarrilado al servicio de la historia. Grandes momentos arcade: toca conducir la moto (y sacarla de la cuneta más o menos veces según la habilidad que tengas) para enfrentarte con moteros rivales en una mezcla de duelo de insultos a lo Monkey Island y carrera de cuadrigas de peplum. Manejar a Ben tiene su gracia y además el motor SCUMM viene adaptado a sus necesidades: en la interfaz dispones (a veces) de acciones como patear y amenazar. Pegarse de patadas desde una moto a toda velocidad, echar una puerta abajo y sacudir a gente con un tablón, son grandes novedades en una aventura gráfica. Un hombre tiene que hacer lo que un hombre tiene que hacer.