Syberia te sumerge, al igual que a la protagonista, en un viaje en cuatro dimensiones: de este a oeste, de fuera hacia adentro, de la superficie hacia las profundidades, del futuro hacia el pasado y de nuevo hacia un futuro inesperado. Kate termina importándote, el personaje está vivo y tiene alma. Afortunadamente, la historia continuó y supimos de ella en Syberia II.